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Camila Krauss

Mi mamá quería llamarme Oona, por la hija de Chaplin. Me encantó la idea cuando lo supe. También me desilusioné, así no me llamo. La ortografía en inglés me gusta, aunque hubiera dado pie a equívocos en castellano. No me hubiera molestado escuchar <ohna> en vez de <una>. Pero mi papá se impuso con el nombre de mi mamá, mi mamá condicionó aquello con que al menos llevara primero el nombre de mi abuela materna. Nunca me convenció mi nombre de pila, alguien terminaba prefiriendo el aura de uno u otro y eso significaba un tipo de población escindida de del árbol genealógico. A mi papá le dio por llamarme “Big Bertha”, como el cañón de la Segunda Guerra Mundial… y bueno tuve apodos y sobrenombres en la escuela, algunos crueles, dichos por otras niñas, otros vulgares dichos por algún niño predador, ninguna novedad con eso. Mi tío Guillermo, durante una época, para todo se refería a mi como: “Emily, la que murió de amor”, al parecer por el cuento de Faulkner. De la primaria a la universidad, en la provincia donde crecí, mis maestros me avergonzaron en clase refiriendo los desplantes de mi abuelo cascarrabias, pero con cum laude en antropología. Más de una ocasión fui llamada al frente del salón, fuera en la Primaria Salvador Díaz Mirón o en el Salón Azul de Humanidades, después de un sentencioso: “si eres nieta de don Paco, sobrina de fulanita, hija de sutanita… deberías saber... por supuesto tendrías que decirnos que..., ¿Cuál es la cultura madre de Mesoamérica? ¿Por qué Beckett y no Ionesco…? ¿Qué comparaciones puedes hacer entre Bovary y la Señorita Julia? ¿Por qué no recitas a León Felipe de memoria?” En cuanto pude firmé de otra manera lo que sentí como propio y escogí el apellido de la bisabuela Luz María Krauss. Si hubiera sabido entonces que mi madre pensó en llamarme Oona, como Oona Chaplin, hubiera jugado con ese nombre. Camila Krauss se volvió, sobre todo, una función del discurso, el de mi experiencia tratando de encontrarme en el mundo y compartirme entre seres afines.

Los artistas y los creadores hoy no tienen CV sino manual de uso, en lo que pienso el mío valgan estas palabras como presentación para este sitio.

 

(Foto: Mariana Del Campo).

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